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Gracias, Culpa, Perdón, Amor, Por Favor.

  • Writer: Aquilino Rizoma
    Aquilino Rizoma
  • Oct 3, 2018
  • 4 min read

Estas palabras quizá surgieron en un contexto donde se le hizo necesario a alguna o algunas personas el expresar sentimientos mezclados, potentes y únicos; pero en nuestros días son palabras vaciadas de sensaciones, investidas por la imposición moral, las buenas costumbres, y por como las usamos bien podrían encajar más en el Manual de Carreño que en un tratado de ética vincular.


Autorretrato – 'Desde Arriba' – Maleconcito, Santo Domingo, RD – Julio-Agosto 2017.

Nuestra idea partió de ese uso automático que hacemos de las palabras, esa manera sobrecodificada que tenemos de experimentar la existencia como si fuera algo ajeno que está sucediendo y no la encarnación de espiritualidades y polvo universal.


Esa manera automática está en todas las cosas del día a día, en la forma en la que damos por sentado el oxígeno que respiramos, que poco hacemos ante la contaminación; en la forma en la que damos por sentado el silencio, ajustándonos a cualquier ruido e incluso creando ruido sin pensar en el silencio; en la forma en la que damos por sentado a la naturaleza, ese trato impersonal que entablamos con los espacios que habitamos, con lo que comemos –sea la persona vegetariana, omnívora o lo que sea–, y que va de la mano de la indiferencia que tenemos por las cosas que terminamos llamando basura; en la forma que tenemos de dar por sentado el olor, tapando los olores naturales como si fueran dañinos o enfermizos y aceptando olores dañinos y putrefactos artificialmente naturales como si fuesen parte obligada de la existencia.


En ese mundo donde respiramos veneno, donde escuchamos por encima del ruido que aturde, donde hacemos la vista ciega a todo lo que no está atado a nuestro ego, donde nos asfixiamos de olores artificialmente naturales, en ese mundo nos horrorizamos o nos deleitamos con las palabras que fundan la dinámica social: gracias, culpa, perdón, amor, por favor, son algunas de esas palabras, son las que podemos pensar ahora como más clave para este texto y el desprendimiento que vivimos de ellas.


El desprendimiento vino no por malagradecimiento, ni soberbia, ni indolencia, ni amargue, ni aislamiento, ni odio, ni antipatía. El desprendimiento vino desde un intentar volver a cargar de sentido esas palabras.


Todo empezó con el decir «te amo». La manera mentirosa y/o automática con la que muchas personas caen en esa palabra para expresar a veces afecto, a veces cariño, a veces miedo, a veces rabia, a veces nada en absoluto sino que la dicen para obtener algo de la otra persona. Sobre esto versamos en videos de FB y YT, buscando @destruirelamor encontrarán, también en IG, TW y Tumblr.


Al desprendernos de la palabra amor empezamos a sentir sensaciones nuevas, sensaciones que antes estaban sobrecodificadas, y aunque pensemos que la sobrecodificación simplemente se encarga de un lenguaje, el lenguaje empobrecido también empobrece la potencia, la posibilidad de sentir, porque empobrece la capacidad de pensar. El lenguaje empobrecido y la sobrecodificación impuesta empobrecen la potencia del sentipensar.


Junto con todo lo que iba surgiendo en el desprendimiento del decir «te amo» durante dos años, también iba adquiriendo otro peso el pensar en el amor.


En paralelo fuimos desprendiéndonos de las otras palabras. Al desprendernos de la culpa nos desprendíamos no sólo de la posibilidad de culparnos a nosotrxs mismxs, o de culpar a otras personas por equis cosas, sino que también nos desprendíamos de la posibilidad de ser culpadxs por otras personas, por la sociedad, y hasta por el yugo familiar.


Debemos advertir que desprenderse de estas palabras implica un desprenderse de la familia. Probablemente también de algunas amistades. También del entorno social, y es una ruptura con el proceso de socialización de la crianza, ese que te hizo la persona que crees ser hoy, esa socialización que te dio identidad.


Desprenderse de la culpa es desprenderse del perdón también. Desprenderse de cierto hilo judeo-cristiano con el que nuestras sociedades han sido creadas, estas sociedades que no son nuestras sino el devenir de poblaciones conquistadas, violadas, asesinadas. Al decir judeo-cristiano no nos referimos a una creencia religiosa en específico, sino a la afectación que hemos vivido por los principios morales aprendidos del antiguo testamento y del nuevo testamento de los textos sa(n)grados.


También, quitarse el perdón es quitarse de esa relación íntima entre el Dios único y omnipotente y el ego que se piensa único y omnipotente. Esa ilusión identitaria que se piensa unidad máxima, que se piensa más allá de una consicencia de vida sin dejar de ser esa unidad egotística a la que llama yo, con la que dice yo soy.


Para cerrar, el por favor. Cerrar con el por favor quizá sea medio flojo, pero decir que desprenderse del por favor es aprender a mirar el entrelazamiento vincular desde una perspectiva totalmente nueva para los ojos de la socialización aprendida. Como aprender es una acción, desaprender es posible. Así que, la idea de las relaciones interpersonales dadas en una deuda de favores se ve destruida al desaprender los vínculos atados por favores. Entonces las vinculaciones se ven entrelazadas por una ética vincular o por una soledad absoluta que eventualmente nos llevó a necesitar profundizar en el desarrollo de una ética vincular.


Aún estamos en el desarrollo de esa ética vincular.


 

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