El Control Microbiótico
- Aquilino Rizoma
- Sep 16, 2018
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La historianoia de hoy es sobre nuestras corporalidades, la multiplicidad microbiótica que cohabita nuestro organismo, y para eso primero hay que pasarse un poco sobre, ¿qué da pie a las teorías de conspiración, de pensar que algo no es como se dice que es, que hay un engaño o una manipulación innecesaria o malintencionada en algún punto de la cadena informativa?

Las conspiraciones pasan por todos lados, pero el punto central radica en un grupo de personas malignas que en algún punto de la historia se plantearon controlar a quienes no tenemos acceso a cierta información; otra idea es que las personas sencillamente somos demasiado estúpidas, y en algún punto del camino se perdió un trozo de información significante de algo que sucedía de una manera particular, y entonces nos quedamos haciendo cosas sin sentido para el momento histórico, como el valor de los cubiertos de plata. La plata se pensaba como un potente antimicrobio, entonces el valor de los cubiertos de plata estaba en que tenían algo de autolimpieza esas cosas que distintas personas se llevaban a la boca, en épocas donde había un mayor desconocimiento de enfermedades y tratamientos. Así los cubiertos de plata pasaron a ser un reservorio en algunas familias, un lujo social, casi irónicamente, como quien pudiera decir que es un lujo llevar una vida digna y sana.
La historianoia de hoy tiene dos vertientes, la que cree en los grupos malignos y la que cree en la infinita estupidez humana.
En un punto de la existencia el mundo médico sabía que los antibióticos eran un mal necesario para casos en los que no había forma de controlar ciertos ambientes, ciertas rutinas, para prevenir que una infección se desbordara, pero se trataba con cautela su suministro, no se daba a la ligera, y siempre iban acompañados de probióticos, ejercicios y una dieta adecuada al tratamiento. No era simplemente no tomar alcohol, eso que se dice para darle miedo a quien sigue el tratamiento, pero que en realidad tiene que ver con no ser tan mala gente con nuestros hígados.
La deflorestación microbial que hacían los antibióticos necesitaba la compañía de una alimentación rica en comidas fermentadas que restablecieran esa flora intestinal, porque si no todo el organismo quedaba en una desprotección peligrosa. Esta dieta también venía con la recomendación de tomar probióticos específicos. Esa cadena se rompió en algún punto, y sólo se quedó el recipe para los antibióticos. Asesinar la microvida de las personas y dejar esa corporalidad vacía a la deriva.
Quienes creen en la estupidez humana, piensan que fue una cuestión del mundo fármaco, la avaricia, el pensar sólo en su beneficio, en lo lucrativo de los antibióticos, en que se podían producir, patentar y comercializar. Así los alimentos con propiedades antibióticas como el ajo y la cebolla fueron para siempre borrados del mundo médico dominante, los probióticos fueron dejados de lado porque no le daban dinero a nadie, más que nada porque no puedes patentar esos elementos naturales aunque sí puedes venderlos, cualquiera podría y, de paso, siempre sería mejor una dieta rica en fermentos, dietas que aumentan el sistema inmunológico, y que sirven como protección a los contagios, cosa que iba contra el uso de antibióticos.
Acá empieza la malicia. El organismo vaciado de su flora queda susceptible a más contagios, a necesitar de más antibióticos y de vacunas. Negocios fármacos por excelencia. No conforme con esto, quienes creen en los grupos malignos, dicen que la microbiota no solamente es algo biológico sino que permite pensar de otras formas, porque forman parte del proceso nutritivo, forman parte de lo que hace a una consciencia ser consciencia, que es que forman parte de la totalidad de la persona. Una persona enferma piensa otras ideas distintas a esa misma persona no enferma. No es algo mejor o peor, pero es distinto, otras energías. Hay una manipulación de las personas al manipular su microvida interna.
La cuestión es que, quienes creen en los grupos del mal, han visto que todo está repleto de antibióticos hoy día. Las carnes, todas, las de mar, las de aire, las de tierra, todas están bajo antibióticos, que eventualmente quedan en las carnes y las leches que tomamos, tomando un extra de antibiótico que en suma es muchísimo; y para más, en los pesticidas también se presenta esa misma dinámica, al ingerir los alimentos tratados para que no tengan ningún tipo de vida microorgánica también nos alimentamos con eso que mata todo lo que no podemos ver, y que en algunas instancias componen al alimento, hacía del alimento pues ser eso, nutritivo, un aporte a nuestro organismo más que el llenarnos de comida y darnos satisfacción.
La alimentación orgánica hace una pausa en esto, ve la importancia de esto para el organismo, y dice: nos están matando en vida.
Hay muchas enfermedades, muchas, que se podrían alivianar o disminuir en su impacto o incluso se piensa que tal vez no existirían en brotes como sucede hoy día si saliéramos de la trampa de los antibióticos y los pesticidas, que debilitan el sistema inmunológico, las energías, que deprimen a las personas, o las psicotiza –un doctor, a principios de siglo pasado, curaba algunos tipos de esquizofrenia a través de una dieta rica en fermentos, en probióticos y libre de antibióticos, casi que con una dieta orgánica, de cocina casera y tradicional–.

Después está todo el mundo espiritual en relación a las puertas que se cierran con este tipo de alimentaciones, de químicos, que alteran al organismo, alterando su equilibrio energético y espiritual, pero eso lo dejamos para después, hoy la historianoia se remite a tratar el control y la manipulación de nuestra corporalidad sin necesidad siquiera de convencernos de nada, sino a través de la ignorancia pura, del silencio y de hacerse los estúpidos, quienes quiera que sean esos grupos.
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