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Sueño 31.08.2018

  • Writer: Aquilino Rizoma
    Aquilino Rizoma
  • Aug 31, 2018
  • 3 min read

Updated: Sep 5, 2018

Título: Los detalles forman el mundo que creemos importante, absoluto e inacabable. Si nos fijamos en los detalles veremos que el mundo que conocemos está destinado a desaparecer sin dejar rastro.

Gustav Klimt - The Three Ages of Woman (1905)

Estoy con mi amiga y su hija. En la casa donde me vienen a visitar hay una comida grupal/familiar. No es la misma reunión porque cada quien come a su propio ritmo, o al ritmo en que los tiempos de niñas y niños presentes determinan o habilitan. Nosotras comemos más cerca del atardecer y elles comen más hacia la tarde. Nosotras comemos vegetales varios a la parrilla con detalle de preparación en unas salsas y elles una carne. Compartimos un poco. La hija de mi amiga está caminando mientras juega con una línea del suelo. Tiene toda una historia armada entre los pasos, ella y el suelo. Está con una cesta cerca y en la cesta hay un pan especial del que puede picar de tanto en tanto. Esto es después de haber comido ya. Hablamos cerca de la mesa. Todo está al aire libre en un jardín tan grande que parece un parque público. Mi amiga y yo hablamos de nuestras vidas sexuales, de la última aventura, experiencia y anécdota de su hija y de temas bizarros de índole espiritual. Me siento bastante a gusto con todo lo hablado, lo comido, lo compartido y lo sentido. La hija pone un fin a ese momento y quizás a la velada. En el sueño me pregunto si en esa comunicación materno-filial hay una conexión implícita donde su hija responde a los tiempos de mi amiga, donde mi amiga se quiere ir y en el momento en el que se da cuenta que se quiere ir su hija se acerca a la mesa para decir algo que dice, para imantar la atención y poco a poco ir cerrando una etapa del encuentro, dando paso al inicio del final de la velada. Pienso que siempre sabemos en común cuándo nos queremos ir, pero que a veces la nostalgia, el saber los encuentros cada vez más espaciados y difíciles, nos hacemos la vista larga a eso que sentimos en el momento y extendemos la velada. Pero yo cada vez voy encontrando más la conexión con ese límite, y en lo que sentí que estaba por abrirse la voz de ese límite la hija de mi amiga, que siento como una especie de sobrina, pero que sé que lo siento así porque en este mundo donde la amistad se desvirtúa por los vicios familiares instaurados, sentir esa cantidad de afecto por una infancia se considera una exageración o una enfermedad, pero si haces el símil con lo familiar entonces adquiere un sentido posible para los estándares. La cuestión es que cuando empecé a sentir mi propio límite llegó la hija de mi amiga avisándonos del fin del encuentro, y eso me hizo pensar que quizás mi amiga también empezó a sentir lo mismo y en ese empezar a sentir se encendió la chispa de conexión con su hija. ¿Y si fuera una chispa de a tres? ¿O quizá entre su hija y yo? Mientras mi amiga y su hija ordenaban o hacían lo que fuera que formara parte del ritual del fin, el hijo menor de la gente con la que comparto espacio está interactuando conmigo de tanto en tanto en medio del letargo familiar. En una de las interacciones el padre me comenta sobre algo para lo que el niño no es muy habilidoso, al parecer por su edad, pero yo lo tomo como un rasgo definitorio del niño, lo asocio a él y encasillo quien esa persona puede llegar a ser en base a eso que acabo de asumir como eso que el niño es, su incapacidad para pisar algo y aplastarlo sin tener que tenerle cuidado y suma atención, lo define para mí. Le quito el objeto y lo coloco en otro lado donde él no se interesa en perseguirlo para pisarlo. Balbucea y mira hacia donde están mis ojos, no sé si me mira a mí pero mira mis ojos y se queda un rato viéndolos. Su mirada brinca. Está moviendo las piernas, los pies, los brazos, las manos y todo su cuerpo como si marchara hacia adelante con mucha fuerza, pero está en el mismo lugar, no se desplaza a pesar de toda la fuerza que invierte en sus movimientos. Balbucea de nuevo con la mirada buscando o contactando con algo en el infinito. Se mueve unos centímetros a la izquierda de él / derecha mía de donde estaba. Se detiene y queda estático mirando ningún objeto que yo pueda reconocer. Está maravillado con eso que yo no logro ver. Me pone a pensar un millar de cosas. Mi amiga y su hija vuelven o vienen hacia donde estamos. Conversaremos un poco más, una charla más grupal, y se habrá acabado la velada.


 

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