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Sueño 03.10.2018

  • Writer: Aquilino Rizoma
    Aquilino Rizoma
  • Oct 3, 2018
  • 2 min read

Título: La llave parecía ser la clave, pero del otro lado las cosas eran aparentemente distintas nada más.


Llave original del Castillo Stirling de Escocia de principios del Siglo XII

Hay un lugar al que vamos. Somos un chico y dos chicas. O también, una pareja y una amiga. O tres personas. Estamos yendo a este lugar al que vamos, nos acabamos de mudar allá y para poder ir nos pedían una llave, pero era pasando por una plaza, y estaba toda tapada por buhoneros y puestos de venta, y nos decían que para poder pasar saltando por la fuente de la plaza necesitábamos esa llave también, ¿o era otra llave más?, pero no había a quién pedirle la susodicha llave. La cuestión es que eventualmente, después de esa larguísima parte de la llave, logramos pasar, después de reuniones y asambleas discutiendo sobre la llave –había todo un grupo de gente que queríamos pasar–. Nos logramos mudar y nuestro lugar quedaba del otro lado de la realidad –para llegar allí es que necesitábamos la otra llave–, ahí venía un camino y un paso en viaje subterráneo. En el subterráneo nos movimos en la parte de atrás del metro. Era una locura porque íbamos nos tres afuera, mientras todo el resto de la gente iba adentro. El tren iba rapidísimo, y en vez de ir derecho iba en bajada, una bajada constante, los oídos se te tapaban, era una locura. Hasta que llegamos al nuevo pueblo. Había un letrero sobre una fachada que detía Grupo de Teatro Los Vaquerxs, o algo así, la cuestión es que llegamos y era tardísimo, le digo a B. que quiero acostarme sin comer, tengo mucho sueño, ella me dice que quiere comer con C. –la amiga–, pero que también quería arreglar sus cosas en el cuarto. Yo le digo que está bien y me voy a la habitación. Pero no imaginé el desastre en el que nos iban a entregar la habitación. Alguien vino detrás de mí para advertirme que la pareja que la había alquilado era venezolana, sin decir más nada.


 

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